jueves, 25 de agosto de 2016

Sonrisa

Mientras hablaba con él, se dejó caer de espaldas en la cama semidesnuda, con el móvil en su oreja derecha. La voz comenzó a sonar lejana y absurda, ella solo pensaba en ti a la vez que hablaba con él. Comenzaba a amanecer, su vida, también. Se abandonó a tu presencia, el aire se volvía dulce, denso, las sábanas suaves, la habitación intensamente roja; la voz ya había desaparecido antes de colgar el teléfono. Ella permaneció durante unos segundos mirando al techo con una sonrisa en los labios, en realidad, todo su cuerpo sonrió.



Saludos con el viento.

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