Ya llega el tiempo del descanso.
Partiré de mí misma
para huir al solaz almibarado
de una copa de vino dulce.
Inicio el viaje desde cazuelas,
libros de texto
y amaneceres tempranos de frío
hasta el anís con agua
que me revelaron los turcos
o el insomnio salvaje en las noches de verano.
No hay puerta que se me resista
en las horas templadas
por la mano amiga del tiempo
a mi favor;
la incontestable paz
de la misión cumplida.
Saludos con el viento.