He
estado con mi viejo amigo Juan Salvador. Compartimos el gusto por las alturas, desde
allí oteamos mejor en las profundidades.
Juan sigue en su búsqueda del cielo a
través de la perfección.
El cielo no es un lugar ni un
tiempo -me dice
Juan-. El cielo consiste en ser perfecto.
Le
escucho mientras intento comprender su búsqueda. El cielo para mí representa
muchas cosas, pero nunca me había planteado que significase la perfección; ni
siquiera estoy segura de que ésta exista.
Yo busco
el cielo a través de la libertad.
Juan
Salvador alberga sabiduría. Su valentía y su espíritu inconformista le han
llevado por caminos de aprendizaje. No hay otra forma de avanzar. El
conformismo habría hecho que nuestras alas no nos sirvieran más que para dar
saltos por los acantilados y no para sobrevolarlos como dos flechas que tienen
algo que decir respecto a su destino.
La
vida es un amplio cielo que nos envuelve y que debemos sondear.
Saludos con el viento.